samedi 27 novembre 2010

5.

En una cajita de latón. En una cajita de aromas, caras y botones. En una cajita, que al agitarla junto al oido oye sus besos. Ella, que se había propuesto hacer de su vida el holocausto del amor; no solo del de las peliculas americanas, del de mentira, si no tambien del que vaga en zapatillas de andar en casa y ronronea en las mañanas frías. Ella que siempre había soñado con montar a lomos de ese pez naranja, de esa maldita pecera, de esa sala de espera tan hostil. Ella que ahora camina descalza, para sentir la grava del puente por el que camina, para tener la certeza de que tiene los pies en el suelo. Con el cerebro y el corazón colgando de la cajita de latón que lleva entre las manos.


















- Mamá, ¿por qué se apagan las estrellas?
Y como respuesta, tan solo el pensamiento " Komugi, es una niña rara, ya se le pasará cuando crezca" Pero creció, y sigue teniendo sus alas atrapadas bajo la piel, blanca casi transparente, y la tristeza jugando a esconderse en sus ojos. Piensa que creer en la locura tal vez fuera un consuelo,y que todo dejaría de ser tan palpable, tan jodidamente real.














( Creo que empiezo a odiar los fines de semana. Bueno, y las semanas en general.)

jeudi 25 novembre 2010

4.

- "Brunette..." Así. Saborea mi nombre.
Ella está tumbada, mojada en la hierba, ocultándose del mundo, dándole la espalda. A unos metros, la contempla, respirando su propia tensión, muriendose de ganas de abrazarla y trepar por su pelo. En medio de la nada, en medio de todo. Podría estar horas mirándola, y extender la mano hasta que ésta huyera temblorosa y asustada. Puede oirle sollozar, e imaginar sus lágrimas barriendo el maquillaje en su rostro. Y entre ellos baila la distancia, con zapatillas de ballet, perfecta, entre dos desconocidos que se conocen a la imperfección, correctos anónimos que intercambian el alma.
Quiere acercarse a ella y contar mentiras, decir "para siempre" y excusarse de antemano con una " a veces me equivoco. Dejar que ella le bese despacio con la mirada. Pero tiene miedo, miedo de sí mismo, a no ser valiente, a no ganar un reto al destino -¿capaz o incapaz?- Tiene miedo de que le tiemblen las piernas.
Se acerca, y simplemente se enrosca en el suelo y se agarra a sus piernas, amarrado por la confusión.
-Brunette




















(No se que me ha dado con pensar en gente queriendose, gente que se quiere y lágrimas. Hoy dibujé a Brunette, y una cajita de latón de la que os hablaré más adelante. Es lo que tiene que un profesor conformista te intente convencer de cosas que tu tienes ya muy muy claras, y solo por que pone en la agenda "día contra la violencia de género". un beso,)

lundi 22 novembre 2010

3

   Era un juego, nada más que un juego, un beso entre risas carente de significado. Pintémonos la alegría con una sonrisa rojo chanel, maquillemos la realidad.
   Salgamos a la calle para mirar a la melancolía apoyada en esa barra de bar, tapemonos con risas estridentes para que no vean nuestros monstruos - hay quien los llama pensamientos-. Fijamos que no sabemos que nada será especial, que el sábado es un día mas. Vamos a mirarnos y que no haga falta decir nada mas. Perdamos el miedo. Apaguen las luces, ver solo destellos de luces frías bailando pegados a los cuerpos que me rodean.
¿Jugamos? Juguemos. Al escondite, al pilla-pilla, a la gallinita ciega... te suena, ¿verdad? No ha pasado tanto tiempo. Por favor, sigamos siendo niños, olvidemos la culpabilidad. Acerquémonos a perseguir emociones con los ojos tapados, ignorando el miedo a la oscuridad. Atrápame en un beso, que se evapore la tension mientras dibujas mi clavícula con tu dedo. Sí. Así. Ahora te toca buscarme, trata de encontrarme. ¡Cómo quisiera...! Ya no estoy aqui. No se donde estoy, me fui sin dejarme si quiera una nota de despedida. Me buscas entre mi pelo, pero no estoy. En una mirada, no estoy. En mis labios, mis pecas, mi cuello... Me he ido.




















no juego desde niña, ya nadie quiere jugar conmigo.

mardi 16 novembre 2010

2

2






Necesita sólo un cuaderno y la banda sonora de Amelie para despegarse las emociones, hacer una operación a corazón abierto, sin anestesia, y dejarlas sobre el papel.
Cuando de pequeñita tenía un deja vu, solía emocionarse y pensar que era Especial, con mayúscula. Esa habría sido una diferencia agradable, diferente. Y se la guardaba para ella, una sensación agradable, su más preciado tesoro. Ahora Brunette se pinta los labios de rojo, para ocultar su palidez. Son unos labios tímidos, pálidos de tanto callar, de no susurrar gritos - un te quiero- ni gritar susurros -qué bueno este momento-. Sueña que es una maldición, como en los cuentos que nunca leyó cuando debía. Que recuperarán su brío cuando los bese alguien que apostaría sus suerte por rozar su boca, y se atreverá a susurrar las palabras prohibidas -ámame-. Alguien que apostaría su destino a la ruleta rusa. Rusa, como el rojo de su maquillaje.


















(labios rojo chanel, labios que quieren amar)

dimanche 14 novembre 2010

1

      No se puede vivir a medias. La vida es tan egoista, que no se puede catar, ni es una carretera de doble sentido; te obliga a apostar el todo por el todo. Es lo que piensa quien dejó de ser una niña. Mientras acaricia, en su muñeca, esas siluetas negras de pájaros que vuelan por su piel. Libertad. Esa era la ilusión que quería recordar cuando se la grabó a fuego en el cuerpo. Imagina que mil plumas la tocan, y oye incluso su rumor. "Cuando estas enamorada no vale con sentirlo, hay que oirlo"; decían los niños grandes del círculo polar. Y Brunette oye los susurros de su amante, y se balancea en un podrido  banco de madera mientras se cose la sombra a un pie. Todos saben que son muchas la niñas que disfrutan al caer en un amor adulto, platónico, como un profesor de tennis o el vecino del  3º B. Brunnete pensaba en Ella y su letra infantil decoraba los cuadernos de la historia primaria, bordando letras, B y S. Pero cuando se cortó las trenzas, pensó que era correspondido. La edad no importa, dicen. Ella, amada soledad. Y en un sutil y repentino momento, en la caida de una lágrima desde unos ojos grises al suelo, se da cuenta de que nunca, nunca ha estado sola, solo en mala compañía. Dulce, mi dulce Brunette, que no duele la soledad si no el dolor.












(primer saludo a todos. Descubridme vuestros monstruos)