dimanche 14 novembre 2010

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      No se puede vivir a medias. La vida es tan egoista, que no se puede catar, ni es una carretera de doble sentido; te obliga a apostar el todo por el todo. Es lo que piensa quien dejó de ser una niña. Mientras acaricia, en su muñeca, esas siluetas negras de pájaros que vuelan por su piel. Libertad. Esa era la ilusión que quería recordar cuando se la grabó a fuego en el cuerpo. Imagina que mil plumas la tocan, y oye incluso su rumor. "Cuando estas enamorada no vale con sentirlo, hay que oirlo"; decían los niños grandes del círculo polar. Y Brunette oye los susurros de su amante, y se balancea en un podrido  banco de madera mientras se cose la sombra a un pie. Todos saben que son muchas la niñas que disfrutan al caer en un amor adulto, platónico, como un profesor de tennis o el vecino del  3º B. Brunnete pensaba en Ella y su letra infantil decoraba los cuadernos de la historia primaria, bordando letras, B y S. Pero cuando se cortó las trenzas, pensó que era correspondido. La edad no importa, dicen. Ella, amada soledad. Y en un sutil y repentino momento, en la caida de una lágrima desde unos ojos grises al suelo, se da cuenta de que nunca, nunca ha estado sola, solo en mala compañía. Dulce, mi dulce Brunette, que no duele la soledad si no el dolor.












(primer saludo a todos. Descubridme vuestros monstruos)

1 commentaire:

  1. Acabas de hacer que tres lágrimas y media me caigan de los ojos.
    No digo más.
    Te quiero.

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Dicen que el frío a nadie deja indiferente...