Amelia piensa en qué hubiera pasado. En el caso hipotético de que tal vez, si quizás... Pero no se puede sacar la duda, se ha quedado enganchada en el velcro de sus pulmones. Se lo quiere preguntar a él. "¿Qué hubiera pasado, si te hubiera quitado tu cazadora, me hubiese puesto el disfraz de valiente, pintándome pinturas de guerra con mi barra más roja y te lo hubiera dicho: quiero besarte?"
No, imposible decirselo, se pondría a temblar y haría voto de silencio, y se transparentarian las ideas en sus ojos claros. Aun asi no se desecha la idea de dejarle un post-it en esa esquina "tengo un te quiero que cobrarte, que lo dices muy a la ligera", porque cada vez que le ve, no quiere soltarle nunca nunca,y por eso, para evitar el riesgo... no se acerca.
mardi 12 avril 2011
vendredi 18 mars 2011
19
Vamos a ser lo mejor. Joder, esto va a ser superior a cualquier cosa que hayas vivido, superior a cualquier lío de faldas. Mírame, que quiero ver cómo te sonrojas.
Vamos a romper los cánones, haremos estallar la sociedad, cualquier jodida religión, solo creeré en tus ojos. Voy a coger los tópicos y me los voy a poner de sujetador, para que puedan mirar desde allá arriba el cosquilleo que recorre mi ombligo. Y con tu ropa, já, con tu ropa voy a hacer una bandera, que coseré con mis viejas cicatrices, y saldré a una ventana a llamar a la libertad a gritos.
Quizá corra por el campo descalza, para sentirme mejor, o quizá me clave en el suelo de la estación de metro, en hora punta, y nade a mariposa contra la multitud de gente, que llega tarde a cualquier parte, aunque no tengan ningún horario.
¿Y sabes qué es lo mejor? Que no lo se. ¡No lo sé! No tengo ni idea de qué va a pasar, si mañana volveré a llorar a escondidas, o una el optimismo me haga apostar el alma en una carrera de caballos, quizás llamen los vecinos, cansados de que les molesten mi risa estridente, o la próxima vez que ponga una película solo para tener una excusa para apagar la luz encuentre arte, puede que susurre mis secretos, o que guarde un pez de colores en esa vieja botella de licor que tu y yo guardamos, que todo haya sido una locura, que todo salga bien. No sé nada, pero llegó la hora de vivir. El la hora de vivir, en punto según mi reloj.
Vamos a romper los cánones, haremos estallar la sociedad, cualquier jodida religión, solo creeré en tus ojos. Voy a coger los tópicos y me los voy a poner de sujetador, para que puedan mirar desde allá arriba el cosquilleo que recorre mi ombligo. Y con tu ropa, já, con tu ropa voy a hacer una bandera, que coseré con mis viejas cicatrices, y saldré a una ventana a llamar a la libertad a gritos.
Quizá corra por el campo descalza, para sentirme mejor, o quizá me clave en el suelo de la estación de metro, en hora punta, y nade a mariposa contra la multitud de gente, que llega tarde a cualquier parte, aunque no tengan ningún horario.
¿Y sabes qué es lo mejor? Que no lo se. ¡No lo sé! No tengo ni idea de qué va a pasar, si mañana volveré a llorar a escondidas, o una el optimismo me haga apostar el alma en una carrera de caballos, quizás llamen los vecinos, cansados de que les molesten mi risa estridente, o la próxima vez que ponga una película solo para tener una excusa para apagar la luz encuentre arte, puede que susurre mis secretos, o que guarde un pez de colores en esa vieja botella de licor que tu y yo guardamos, que todo haya sido una locura, que todo salga bien. No sé nada, pero llegó la hora de vivir. El la hora de vivir, en punto según mi reloj.
jeudi 10 mars 2011
18
Con lo jodidamente fácil que parecía el dia de decidir, de ser tu misma. De decidir tu actitud hacia la vida. Creíamos que sería algo asi como "diente por diente", devolver lo que nos dan (o los instantes que nos dejan), pero todo es tan incoherente. Te equivocastes al decidir que vivirías al máximo sin hacer daño a los de tu alrededor, sin hacerte daño a ti misma. No encaja, pura matemática... ya te dije yo que tenías por aquel tiempo alma de artista...
¿Por qué tu tan serio?, se encoge Sophie dentro de su pelo.¿por qué tan distante?
Porque no quiero compartir el placer de tus besos con la gente, porque no quiero que se emocionen con tus caricias.¿y si te roban la ternura? Recuerda que aquel Mark D. Chapman tambien dijo ser un fan...
Ella se sonroja, pone sonrisa de niña traviesa, y agracede esa incoherencia tan amable.
La mano de Oliver juega con los agujeros de sus viejos levis demasiado gastadas, opaca madriguera donde se ocultan sus piernas pálidas. Ella ya sabía esta mañana que no podría resistir la tentacion de un juego del escondite tan divertido.
(otro pequeño adelanto de la historia de Oliver y Sofi, que quiero recoger en algo más largo, darme vuestra opinión, qué os parece este proyecto?)
jeudi 10 février 2011
17
Yo con tu jersey, de rayas, azul marinero, con olor a sal y arena, con tacto a viejas barcas de pescadores. Y tú, mírate, disimulando, como si no siguieras el paseo que da el sol por mis pies, por mis rodillas, como sube por mis muslos despacito; y tú, turbado, apartas la mirada regañando al sol por ser tan atrevido.
Que no sabes lo que quieres, pero si lo que te importa: nada. Nada más alla de una sonrisa, de mis manos en una dulce caricia, de revolcarnos en la playa como estamos a punto de hacer. En tres... dos..uno. Risa involuntaria que se escapa juguetona, mastico tu voz, leo tu mente, dentro de mi boca.
Que me da igual saber que somos, nunca me gustaron las matemáticas, ni las ciencias exactas. Somos tu y yo, y estamos aqui y ahora (aunque desee fuerte, fuerte, apretando los ojos que seas mi siempre9
Que no sabes lo que quieres, pero si lo que te importa: nada. Nada más alla de una sonrisa, de mis manos en una dulce caricia, de revolcarnos en la playa como estamos a punto de hacer. En tres... dos..uno. Risa involuntaria que se escapa juguetona, mastico tu voz, leo tu mente, dentro de mi boca.
Que me da igual saber que somos, nunca me gustaron las matemáticas, ni las ciencias exactas. Somos tu y yo, y estamos aqui y ahora (aunque desee fuerte, fuerte, apretando los ojos que seas mi siempre9
samedi 22 janvier 2011
yo solo quise creerme que era el único que adivinaba que le pasaba a Sophie por la cabeza. Que era el único que sabía apreciar la belleza de sus secretos de muñequita rusa, que ella sabía esto, y solo yo tenía el poder de hacerla sonrojar.
Pero ella, aunque me seguía el juego, y escribía en paginas de diario que solo yo sabia hacerle sentir el amor, no sabia quien era, ni qué quería. ( y aunque yo tampoco lo sabía, yo no era tan valiente entonces como para preguntarmelo) A veces me lo confesaba, en las amargas horas de la madrugada, cuando le entraba el miedo de que amaneciera un día nuevo y no saber que hacer al levantarse. "Muestrame como soy" me decía, y yo no sabía hacer otra cosa que mirarle a sus grandes ojos de niña, y darle un beso de los tiernos, casi tanto como ella.
Cuando la veía tan perdida me venía la tristeza. Ella era mi pequeña Oliver Twist, solo le faltaban las manchas de tizón en las mejillas. Un día quise que ese fuera el primer asunto que resolviera en mi vida (y quizás el último, ¿por qué no?). Me levante decidido, con la mandibula apretada, y mirada de hombre.
Fui directo a esa papelería de la esquina, la de las estanterias de madera, y compré un gran mapamundi, de esos de colores, de los que pegaban a la pizarra en la escuela.
Pegué sus fotos sobre Paris, Londres, Tokio, la savana, el circulo polar artico, nuestra Barcelona, una pequeña isla del caribe, Hollywood, Las Vegas, el río Nilo, Túnez, el amazonas... Lo perfumé todo con su aroma, y si te acercabas podías oir la música de su respiración.
Fui a su casa a entregárselo, fingiendo ser atrevido, y esperando como respuesta que me revolviera el pelo y me diera un beso lento en la mejilla, como hacía cuando hacia algo que le gustaba de verdad.
"ésta eres tu" ponía sobre el mapa con rotulador permanente. Abrío los ojos como platos, y le cayeron lágrimas amargas.
Me di cuenta de mi error: no era resistente al agua
Pero ella, aunque me seguía el juego, y escribía en paginas de diario que solo yo sabia hacerle sentir el amor, no sabia quien era, ni qué quería. ( y aunque yo tampoco lo sabía, yo no era tan valiente entonces como para preguntarmelo) A veces me lo confesaba, en las amargas horas de la madrugada, cuando le entraba el miedo de que amaneciera un día nuevo y no saber que hacer al levantarse. "Muestrame como soy" me decía, y yo no sabía hacer otra cosa que mirarle a sus grandes ojos de niña, y darle un beso de los tiernos, casi tanto como ella.
Cuando la veía tan perdida me venía la tristeza. Ella era mi pequeña Oliver Twist, solo le faltaban las manchas de tizón en las mejillas. Un día quise que ese fuera el primer asunto que resolviera en mi vida (y quizás el último, ¿por qué no?). Me levante decidido, con la mandibula apretada, y mirada de hombre.
Fui directo a esa papelería de la esquina, la de las estanterias de madera, y compré un gran mapamundi, de esos de colores, de los que pegaban a la pizarra en la escuela.
Pegué sus fotos sobre Paris, Londres, Tokio, la savana, el circulo polar artico, nuestra Barcelona, una pequeña isla del caribe, Hollywood, Las Vegas, el río Nilo, Túnez, el amazonas... Lo perfumé todo con su aroma, y si te acercabas podías oir la música de su respiración.
Fui a su casa a entregárselo, fingiendo ser atrevido, y esperando como respuesta que me revolviera el pelo y me diera un beso lento en la mejilla, como hacía cuando hacia algo que le gustaba de verdad.
"ésta eres tu" ponía sobre el mapa con rotulador permanente. Abrío los ojos como platos, y le cayeron lágrimas amargas.
Me di cuenta de mi error: no era resistente al agua
lundi 17 janvier 2011
15.
Nos quedamos solas, como tantas otras veces. Y como tantas otras veces, me comía mis nervios a flor de piel. Mis dudas, escritas con las letras de todos esos bocetos de historias que habian acabado arrugados y heridos, llorando en la basura, al final querían estallar.
Antes de empezar la película, Komugi me ofreció su comida, pero me alimentaba más el aire que le rodeaba. Recogió su pelo en un pequeño moño alocado. Su pelo negro, negro tan negro que hacia palidecer mis ilusiones. Era una geisha, con su dulce piel, con sus ojos tristes, con su boquita tan muda, con su cuello esbelto, sus hombros vergonzosos, sus pechos pequeños...
Claro que ella sabía que le miraba de reojo, claro que cazó alguna de mis miradas furtivas, claro que le gustaba, claro que le hacia sentirse bella. Claro que fue ella la que callada extendió su mano a mi pierna, recogida en el sillón.
Solamente Komugi podía adivinar que sentía, que se ocultaba bajo mi mirada, bajo mi falsa sonrisa.
Me acerqué, y le miré en esos dos pozos que tenía por ojos, de pestañas espesas y perezosas. Dejamos de oir la música exaltante de Requiem for a dream, para mezclarnos... ¿y qué coño importaba esta sociedad? ¿Eras tú, jodida sociedad, la que pensaba acunarme esta noche? ¿la que me hiciera sacar fuerzas de donde ya no quedaban? ¿ Y que más daba que fueramos dos mujeres? Fueron sus caricias en la cintura, como jugaban sus manos pequeñitas a bajarse de mi ombligo, cómo me susurró en la nuca, lo que me hizo sentir viva ese día. Y besar sus labios tiernos, y creer que no quedaba nada que nos pudiera salvar, y que quizas fuera verdad que la piel no entiende de sexos.
lundi 10 janvier 2011
14.
La única explicacion que se me ocurriría dar a lo que sucedió es que quizas Brunette no era Brunette esta vez. Que todos los silencios hubieran hecho un motín en su cerebro, o en su corazón, o donde quiera que estuvieran, y su boca, cansada de ser mordida una y otra vez por la timidez se hubiera aliado con ellos.
Y Brunette, o su sombra impostora, sus labios traidores y sus pensamientos rebeldes, imaginó mirarlo cara a cara, y le dijo: te quiero, por muy raro que sea en mi.
Ya hemos demostrado las personas una y otra vez que somos capaces de creer en cosas imposibles, como que la tierra es plana, o el amor nos puede salvar.
"Guardame en tu bolsillo" Tenía impulsos de susurrarle mientras se sonrojaba, y ¡fíjjate si te quiero que me es igual que sea de la chaqueta o del pantalón! Me puedo hacer tan pequeñita que me escondería en un hueco en tu sonrisa.
Ella ni sabia si no habia luchado o lo habia hecho hasta asustar, eso de querer debia ser un arte. Abstracto, eso sí.
Se fue con su silencio a otra parte"donde estemos solos tu y yo, y nadie nos pueda molestar" y el silencio le prometió que la protegería de todas esas sensaciones dulces como el algodón de feria.
El Silencio le curaba siempre las heridas de guerra. Pero... cuánto cuesta ya encontrarle en estos tiempos, en los que juega con ella a esconderse muy lejos.
perdón por haber estado (siempre en otra parte)... y por haber dejado de publicar a los poquitos que me leeis. Agradecería que comentarais, que los peces tienen hambre pero todavía no les ha dado por comer lectores, y mi moral de escritora necesita ser alimentada ;) Gracias siempre.
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