mardi 28 décembre 2010

13.

Está oscuro. Lógico, es de noche, la ultima noche del año. Pero ellos han decidido que mejor perder la memoria y no tener que recordar todo lo que pasó este año, y puestos a perder, perderse a si mismos en el baile de luces, que se distorsionan con el movimiento y los aleja de la realidad. Les incita a dar vueltas y vueltas sobre si mismos y que el invierno les azote en la cara al cerrar los ojos, caerse al suelo, y mojarse la ropa, y que ya nada importe, por que en apenas media hora serán de esas cosas raras y divertidas que nos pasaron el año pasado.
Estamos en la calle, que aunque parezca mentira, está vacía. Algunos estarán esperando frente al televisor para ver a cantantes pasados de moda que intentan volver a la gloria al ritmo de las campanadas, y otros quizas esten ya ebrios,emborrachando a sus pensamientos para que se tambaleen y no logren articular palabra.
No sabemos qué celebramos, a parte de no madrugar, asi que no sabíamos como vestirnos para la ocasión. No hay vestidos escotados ni lentejuelas, y diría que tampoco nada intimo del color de la vergüenza. La única corbata se encuentra anudada a modo de pañuelo sobre la frente de Amelia, despejandole el flequillo. Y tampoco tacones. ¡Bueno! ¡Sí! No me había dado cuenta. Komugi lleva sus tacones negros, los de mujer fatal, los que se pone para pisar ilusiones, tanto que acostumbrados a verla en dicha situación, más parece que llevara botas militares. Cómo me gusta.
Y nos sentamos en un banco de la avenida, uno cualquiera, para oir la madera crujir. Y la emoción la sentimos en cada poro, sin saber muy bien por qué, pero que tanto daría estallar en llanto o en risa, que al fin y al cabo no es tan diferente.
-Oh, que frío hace.- digo para romper un silencio que de pura monotonía ya no es incómodo.
Amelia me mira y asiente con una sonrisa. Sus pecas siempre me parecerán manchitas de Colacao, siempre le convertiran en una traviesa (la más tranquila que haya conocido, y yo con traviesas tengo larga experiencia.) Adrián lo niega, apretando los labios hasta que se le ponen blancos y fundiendose cada vez mas en el cuero de su cazadora negra.
-No os poneis de acuerdo. -Dice Komugi. -Echemos la temperatura a suertes...¡piedra, papel, tijeras, lagarto o Spook!. Y la risa surge a coro. Pero yo se que hace frío, que esta vez tengo razón.
Por la noche bailamos hasta que nos duelen los pies con las camareras de algun pub, nos tumbamos en el suelo, a Komugi se la lleva la melancolía muy adentro, bebemos el humo, respiramos el tiempo, mandamos callar a nuestros pensamientos... las manos del Rock en la cintura de Amelia, besos, nuestras cabezas sobre sus piernas, apagamos las velas de todos los cumpleaños que no hemos podido celebrar. Y empezamos un año sin pedirle nada nuevo, que ya sabemos por experiencia que no nos lo querrá dar.














(ultima aparición de este año. Pasarlo bien, comentar que aún no muerdo, y un beso a quien lea esto)

3 commentaires:

  1. este es el primero que he leído y me está gustando!
    Prometo pasarme por aquí más!

    Besos!

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  2. Hola soy nueva, me gusta mucho este blog, escribes realmente bien.

    La última noche del año siempre es especial y llena de sorpresas (a veces buenas, y otras no tanto, shh)


    Miau.

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Dicen que el frío a nadie deja indiferente...